La Fundación promueve la familia rotaria
Hace cincuenta años me afilié a Rotary. En aquel entonces, no contemplaba qué estaría haciendo dentro de esta organización en el año 2009-2010. Estoy seguro que no tenía la menor idea que Rotary formaría una parte tan importante de mi vida y que todos nos sentiríamos como una gran familia.
A menudo, hablo sobre el apoyo que brinda La Fundación Rotaria a toda la familia rotaria. Como rotarios, al igual que los familiares, proporcionamos apoyo cuando sea necesario, ayudamos a nuestras colegas, y alcanzamos grandes metas que nunca podíamos alcanzar individualmente.
A través de Rotary, con el apoyo de nuestra Fundación, podemos emprender actividades y abordar problemas que requieren recursos organizativos y conocimientos especiales, y sólo nosotros poseemos la motivación necesaria para llevarlas a buen fin.
Sabemos compartir de una manera muy especial: con amor, amabilidad y generosidad. Por tal motivo, cuando viajaba con mi esposa, Mary, durante el año del Centenario de Rotary, muchas veces ella me decía: “Las mejores personas en el mundo deben ser los rotarios”.
Lo que mi esposa y yo hemos visto durante los últimos cincuenta años ha sido un deseo incontenible de ayudar al prójimo, un anhelo que, gracias a la Fundación, cuenta con recursos financieros y prácticos. Los rotarios hacen cosas que, para los demás, parecen imposibles e impensables y, a veces, al parecer, tan insignificantes que nadie quiere ocuparse de ellas.
Dentro de la familia de Rotary, asumimos estos desafíos con mucho gusto porque sabemos que somos capaces de cumplirlos—con el firme respaldo de nuestra Fundación Rotaria.
Glenn E. Estess
Presidente del Consejo de Fiduciarios
La Fundación Rotaria, 2009-20010
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